Norelys Morales Aguilera.- Era presumible que Ecuador concediera asilo político a Julian Assange porque corre peligro de extradición a Estados Unidos, que se mantiene en la sombra poniendo por delante al viejo imperio de Inglaterra y a Suecia con los supuestos delitos sexuales.
Ecuador aplicó su soberanía y leyes para otorgar el asilo este 16 de agosto de 2012. El presidente Rafael Correa lo había dicho: "Tomaremos una decisión apegada a los principios de Ecuador". Y, lo hizo.
Pero lo que ha desconcertado con una mezcla de extrañeza y entendimiento es el precedente de que Londres negó la extradición a España de Pinochet en 1998 para que fuera juzgado por genocidio y lo devolvió a Chile, impune y prepotentemente, frente a sus propias leyes que lo declararon extraditable.
Casos como estos no se ven todos los días, pero cuando sucede nos dicen quién es quién.
Ha trascendido que dentro de las medidas que estaría dispuesto a tomar el Gobierno de David Cameron está que en el Reino Unido existe una ley que permite revocar el estatus diplomático de una embajada en suelo de este país, lo que potencialmente podría dar vía libre a la policía británica para acceder al interior del edificio ecuatoriano y detener a Assange.
La comunicación del Ejecutivo británico se le hizo llegar a la embajadora sudamericana en Londres, Ana Alibán, que la recibió como una amenaza de un posible asalto de la sede diplomática.
La reacción del Gobierno ecuatoriano ante esta amenaza fue inmediata. El canciller, Ricardo Patiño refiriéndose al chantaje de la pérdida de estatus de su embajada para favorecer su asalto dijo que “una sede diplomática debe ser respetada”, y recalcó que ”para el gobierno del Ecuador, la posición que ha asumido el gobierno británico es inadmisible, tanto desde el punto de vista político como jurídico, ya que la misma constituye un acto hostil e inamistoso por parte de un estado con el cual el Ecuador mantiene tradicionales lazos de amistad y cooperación”.
Patiño, también expresó que “el ingreso no autorizado a la embajada de Ecuador sería una violación flagrante de la Convención de Viena” y acotó que la simple advertencia “es impropia de un país civilizado” y que si Gran Bretaña no se desdice, Ecuador tomará medidas en contestación a la amenaza.
Para Assange lo más dramático es la indefensión en la que se encuentra, según el juez Baltazar Garzón que se unió a su defensa. Más allá de la petición de extradición de Suecia por supuestos delitos sexuales, lo que pende es una orden de captura de las autoridades estadounidenses por la filtración de documentos secretos que se hizo a través de WikiLeaks, la empresa que puso en marcha el periodista australiano.
“Las acusaciones son secretas, los cargos en su caso son secretos y la indefensión es absoluta”, dijo Garzón, que recordó que Assange está siendo procesado por un gran jurado que delibera sobre su caso de manera reservada en el estado de Virginia.
En declaraciones, este jueves, a la Cadena Ser Garzón ha afirmado que el fundador de Wikileaks no se va a escapar y ha exigido a las autoridades inglesas un salvoconducto para que su cliente pueda viajar a territorio de Ecuador.
Ecuador, según Prensa Latina, espera una reacción común de los gobiernos que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Patiño se refirió a la convocatoria urgente en el seno de estas organizaciones para analizar una respuesta común a las amenazas expresas del gobierno del Reino Unido de ingresar a la misión diplomática para arrestar a Assange.
Negó que vayan a existir problemas de otra índole con ese gobierno a causa de esta decisión y argumentó que su país ha concedido ese estatus a miles de ciudadanos del mundo, fundamentalmente colombianos, y no por ello se han interrumpido las relaciones bilaterales.
Publicado en Cubahora.cu
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